martes, 15 de abril de 2008

Arthur y su armadura



Hace mucho tiempo, en un pueblo lejano llamado Rustonópolis, vivía un caballero, el más querido por todo el pueblo. El iba a todas las batallas y combatia con todos los enemigos que atacaran el pueblo.

Una noche, cuando volvía de una batalla, se dió cuenta de que había perdido su armadura.

Cuando llego a Rustonópolis, se lo contó a la población y todos se preocuparon, porque sin su armadura no podía ir a ninguna batalla, ni pelear contra ningún enemigo, y el era el que mejor lo hacía. Así que se tenía que apurar a encontrar su armadura, antes que alguien atacara el pueblo.

La gente sabia que la partida de el caballero Arthur iba a ser muy triste, ya que no sabian cuánto tiempo iba a estar fuera del pueblo y lo iban a extrañar mucho.

Arthur se despidió de todos, y se fue rumbo a Temperópolis, (la tierra donde había tenido su última batalla), en busca de su querida armadura.

En el camino se encontró con Harry, un viejo echizero amigo al que le contó a dónde iba y qué le había pasado. El echizero le regaló una brújula mágica que con solo decir a dónde queria ir, la brújula se lo mostraba y no había posibilidades que Arthur se perdiera.

El día que partió de Rustonópolis, con tanta angustia que tenia de dejar por un tiempo su tierra, se olvidó de cargar comida y bebida para su viaje, entonces estubo días y días sin comer. Hasta que se cruzó con un señor, que tenía un raro aspecto, pero que le dió una posión para que no tenga hambre ni sed durante quince días. Arthur le agradeció mucho a ese señor, porque ahora ya se sentía mejor e iba a poder seguir con su búsqueda. Igual, le pregunto si no conocía a alguien que le pueda dar algo, para que no se cansara tanto porque estubo días enteros caminando. Entonces el señor le trajo un caballo, y le dijo que lo cuidara como si fuera oro, porque este caballo era mágico: Podía galopar por horas y horas enteras y no se iba a cansar, y esto iba a hacer que llegara más rápido. Arthur volvió a agradecerle al señor extraño y retomó su camino.

Después de 10 largos días de viaje, el caballero llegó a Temperópolis, y no solo encontró su armadura, sino que también encontró a soldados heridos que estaban esperando ayuda. Arthur pudo darles de beber un poco de lo que quedaba de la posión y subirlos al caballo, que los traería nuevamente a Rustonópolis para que el médico del pueblo finalmente les salvara la vida.

Y así fue como Arthur volvió a su pueblo con su querida armadura y además con los soldados que había salvado. Y fue así como fue nombrado Caballero de Honor y su nombre quedó escrito en los libros de la historia de Rustonópolis.

Por Sol Steinhndler

1 comentario:

Diego dijo...

Qué buena historia, Sol!!!! Revisá y corregí los errores de acentuación y ortografía de las palabras destacadas, también evitá algunas repeticiones. Te felicito!!!